Actividad
colaborativa
Competencias Cominicativas
Heriberto Carrero Méndez
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA. UNAD
Escuela
de Ciencias Básicas, Tecnología e Ingeniería
Ingeniería
Electrónica
Saravena 23 Abril de 2015
HISTORIA
CULTURA BETOYE
Nombres alternos: Betoi, Jirara, Guahibos, Sicuani-
Betoyes.
En 1703, unas pocas décadas después de que llegaran
primeros misioneros a los llanos del Orinoco, los indígenas betoi fueron
llevados de sus tierras tradicionales por el padre jesuita Juan Ovino con el
fin de facilitar su conversión al cristianismo al asentarlos en la reducción de
Tame, en las proximidades del río del mismo nombre en el noreste de Colombia
(Rivero 1883:342-43). En la reducción de Tame vivían ya los jirara
cristianizados. En un breve período la mitad de los Betoi forzados a vivir en
la reducción murieron de afecciones varias. Los supervivientes, que
generalmente atribuían las numerosas muertes a "malas artes" de los
Jirara, abandonaron la reducción, aunque más o menos 40 de ellos fueron
capturados por el cacique jirara Antonio Calaima, cerca del río Cravo Norte en
un lugar llamado Casiabo. En 1715, estos betoi fueron enviados desde Casiabo a
la recientemente constituida Misión de San Ignacio de Betoyes, por parte del
también jesuita José Gumilla. Este jesuita también realojó allí al resto de Betoi
(o a la mayor parte de ellos) junto con otras pequeñas tribus que hablaban
diferentes variantes de Betoi-Jirara: los Lolaca, los Anabali, los Atabaca, los
Situfa y los Quilifay (Rivero 1883:345, 350, 358, 375-80). En esos años más de
800 personas fueron realojadas en la Misión, y sucumbieron víctimas de
repetidas epidemias. En 1789, la misión tenía una población total de 339
personas: 73 lolacas, 62 "Uribantes" (Betois?), 39 Anabali, 71
Atabacas, 34 Situfas y 60 Quilifay (Medina n.d.:282r).
Dadas las condiciones de destrucción cultural y
aculturación forzada a que se vieron sometidos los hablantes de betoi y del
resto de variantes en la Misión, es muy improbable que existieran muchos
hablantes competentes tras una o dos generaciones.
Los modernos descendientes de los betoi (y muy
probablemente de las etnias lingüísticamente emparentadas, se encuentran actualmente
en cuatro aldeas a lo largo del río Cravo Norte, en el departamento colombiano
de Arauca (Montejo 1982:16-17). Los habitantes de esos pueblos se denominan a
sí mismos aún hoy como, betoyes. En 1978 se estimó que eran 154 personas
(Montejo 1982:32), aunque en 1990 de acuerdo con otra fuente (Bahuchet 1994),
sumarían 380. Estas personas, conocen muy pocos detalles sobre su historia pasada
y no pueden recordar nada sobre la lengua de sus ancestros. Los más ancianos
refieren el hecho de que los betoyes eran numerosos en el pasado y de que
muchos murieron trágicamente.
Textos conocidos
Las lenguas betoi se extinguieron muy probablemente
durante el siglo XVIII y existe poca documentación sobre ellas, aunque recientemente
se ha publicado algún trabajo a partir del material conservado. Todo el
material descriptivo de estas lenguas se remonta a la segunda mitad del siglo
XVIII. Este material procede de obras de sacerdotes jesuitas como Lorenzo
Hervás y Panduro (1735-1809) y José [Joseph] Gumilla (1688-1750), y consisten
en además de un breve esbozo gramatical en breves oraciones y rezos recopilados
por el cardenal italiano Giuseppe Gaspare Mezzofanti (1774-1849).
LENGUAJE BETOYE
Su lengua proviene de la familia lingüística
Chibcha. Aunque no conservan su lenguaje original, hablan un español particular
considerado como español betoye, en el que permanecen ciertas estructuras gramaticales
del sustrato Betoye.
Cultura de los
Betoye
Se conservan rasgos y rituales donde se utilizan
plantas psicotrópicas, fundamentales
en la realización de cualquier ceremonia,
aunque también es utilizada en actividades de tipo social.
Dentro de los rituales más importantes y que marcan
sin duda el ciclo vital de la etnia, están el "rezo del pescado",
ceremonia de iniciación y de bautizo, que tiene una gran difusión entre los
grupos de la región. Su sentido general es preparar a la joven para la vida
adulta y el “Itomo”, que hace parte del ciclo de ceremonias del segundo enterramiento.
Éste es uno de los principales rituales, incluso, por encima del ritual de la
primera ceremonia, donde el entierro es sencillo y sólo interviene el Chamán.
El ritual permite perpetuar la presencia del difunto y se convierte en una
actividad social importante...
Costumbres
Dentro de su organización social tradicional el
matrimonio es exógeno con residencia neo local. La autoridad propia la ejerce
el "capitán", generalmente el hombre más anciano de la comunidad.
Para mediados de los ochenta se observaron cambios en su modelo social con el
surgimiento de líderes jóvenes que representaban a su grupo frente a la
sociedad mayoritaria y organizaban la caza y las fiestas. Rige una división
sexual del trabajo, pues las mujeres desempeñaban labores como la limpieza de
los cultivos, recolección de cosechas y trabajos domésticos, mientras que los
hombres se dedican a la construcción de casas, tumba y quema de partes de
bosque para practicar la agricultura itinerante y al comercio.
La fiesta tradicional de la chicha “majule”,
preparada con plátano podía durar varios días. Se invitaba a los parientes que
vivían en las otras comunidades y la chicha se repartía primero a los ancianos,
seguidos de las mujeres y luego al resto de las personas.
Economía
Los Betoye se describen como hortícolas por
tradición, utilizando para sus cultivos el sistema de roza y quema. También
practicaban la caza, la pesca y la recolección. Los cultivos básicos son maíz,
plátano y yuca para su propio consumo y cacao, café, arroz, introducidos con
fines comerciales. Debido a la reducción de la caza mayor, producto del
deterioro de los bosques, las presas son en su mayoría ratones de monte, monos,
ardillas y picures. La pesca se practica exclusivamente en verano, cuando los
ríos y caños son menos caudalosos y profundos.
La yuca, como cultivo principal, caracteriza la
horticultura del grupo Betoye. Las variedades de yuca amarga se siembran
intercaladas hasta una docena por chagra, para lograr una mayor y más larga producción
en el terreno. En áreas de bajos y en zonas húmedas se siembran los plátanos.
La piña, fríjol, batata y ñame se cultivan en pequeñas extensiones al lado de
los yucales, mientras que cerca de las casas se siembran frutales como guama,
mango, papaya, cítricos, condimentos y plantas medicinales. Para la elaboración
de la bebida alcohólica, Yalaki, elaborada a partir de la yuca amarga, se
siembra una yuquera adicional. La preparación de nuevos terrenos (actividad que
se realiza en diciembre), y algunas veces la siembra, se lleva a cabo mediante
el convite o unuma, convocado por el jefe del asentamiento. La siembra tiene
lugar en los días anteriores a las primeras lluvias. Después de unos ocho meses
de sembrados los yucales, la producción es continua, y como cada familia posee
varios conucos en distintas fases de desarrollo, las necesidades familiares se satisfacen
ampliamente.
ORGANIZACIÓN
SOCIOPOLÍTICA DEL PUEBLO BETOYE
Entre el pueblo
Betoye prevalece un tipo de organización familiar fundada en la autoridad del
suegro. La unidad de producción y consumo y la unidad residencial están
constituidas generalmente por una pareja adulta, los hijos e hijas jóvenes y
las hijas casadas, con sus respectivas familias. Con el crecimiento del grupo,
los yernos tienden a construir viviendas separadas.
Poseen un sistema
de parentesco dravídico, donde clasifican a los miembros de la comunidad, y en
general de la etnia, en dos categorías fundamentales: la de consanguíneos
directos como los progenitores, hermanos e hijos, lo mismo que los tíos,
hermanos del mismo sexo que los progenitores, hermano del padre y hermana de la
madre y cuyas denominaciones se pueden traducir como "padrecito" y
"madrecita", respectivamente; los primos paralelos, hijos de los
hermanos del padre y las hermanas de la madre, se asimilan a los hermanos, y
los sobrinos y sobrinas hijos de hermanos, se asocian a los hijos propios. En
la categoría de aliados, se consideran a los hermanos de la madre y hermanas
del padre, quienes son a la vez suegros y suegras, pues son los progenitores de
los primos cruzados o esposos y esposas virtuales. En la generación inferior,
los hijos de la hermana para un ego masculino, y los hijos del hermano para un
ego femenino se consideran como yernos y nueras que ya efectivamente son
quienes se casan con los hijos de ego.
.
UBICACIÓN
GEOGRÁFICA
La población
Betoye (o Jirrare o Guahibo) está constituida por unas800 personas ubicadas en
702 hectáreas en el municipio de Tame y a orillas del río Cravo, en el
departamento de Arauca1
Se encuentran
asentados en los siguientes resguardos Genareros (La Esperanza, La Fortaleza,
El Totumo): 19 familias, 68 habitantes, 123 hectáreas; Macarieros (San José):
13 familias, 59 habitantes, 16 hectárea; Roqueros (El Dorado): 17 familias, 105
habitantes, 101 hectáreas; Puyeros (5 familias, 29 habitantes, 27 hectáreas); Parreros
(15 familias, 65 habitantes, 207 hectáreas) y Julieros y Velasqueros (14
familias, 53 habitantes, 228 hectáreas).
Imagen #01 RESGUARDO
BETOYE
Imagen # 02 VIVIENDA DE
FABRICACIÓN DE LA CULTURA BETOYE
RIESGOS DE
PROTECCIÓN
El Pueblo Betoye ha estado históricamente expuesto
a la violencia política y social. Además de la historia de la conquista y
colonización que impusieron una tradición de reducción forzada del territorio,
dos hechos recientes condicionaron su actual problemática: la explotación
petrolera que a partir de la década de 1980 conllevó la pérdida de recursos
naturales y la construcción de la carretera troncal de la selva que dividió en
dos el territorio.
Los Betoye han sufrido diversas formas de amenaza
debido a la presencia de actores armados ilegales en su zona de asentamiento,
que los han dejado en medio de las confrontaciones armadas. El Consejo Nacional
Indígena de Paz en el 2006, en su diagnóstico del estado de los pueblos
indígenas del departamento de Arauca, explica que los Betoye han sido los más
afectados por “masacres, asesinatos selectivos, hostigamientos, torturas y
amenazas de muerte” y desplazamiento forzado, hechos que han tenido impactos
negativos en su cohesión familiar, comunitaria y su supervivencia como pueblo
indígena en riesgo.
Entre 2003 y 2005, se registraron 13 víctimas del
conflicto armado pertenecientes a la comunidad indígena Betoye.
FORTALEZAS
Los Betoye se han integrado en asociaciones de
pueblos indígenas como Organización Nacional Indígena de Colombia y la
Asociación de Cabildos y Autoridades Tradicionales Indígenas de Arauca
(ASCATIDAR), para la defensa de sus derechos.
CLASIFICACION
CULTURAL
La cultura BETOYE, se clasifica como cultura por
hace parte de las diferentes manifestaciones, informaciones y habilidades de
los seres humanos dentro de las comunidades a las que pertenecen. Es decir,
todas aquellas costumbres, prácticas, normas, códigos, formas de pensar, de una
determinada sociedad.
CONCLUSIONES
·
Es difícil ver como una cultura como esta se encuentra en riesgo de extinción
física y cultural.
·
En pesar por estudiar su etnológica, lingüística, etnográficamente
estudiado, porque es escasa e imprecisa
la información sobre ésta.
·
El estado debe reconocer la existencia de los pueblos y comunidades indígenas,
su organización social, política y económica, sus culturales, usos y
costumbres, idioma y religiones así como su habitad.
·
Los pueblos indígenas tiene derechos a mantener y desarrollar su identidad
étnica y culturas.
·
El estado debe fomentar la y difundir la información conocida para darle
la importancia requerida de una cultura como esta que se haya en nuestro país.
·
Darles una educación propia y a
un régimen educativo de carácter intelectual
y bilingüe, atendiendo sus particularidades socioculturales, valores y
tradiciones.
·
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS